miércoles, 21 de diciembre de 2011

COMUNICADO ENCUENTRO DE CONSILIARIOS DE LA JOC

Los días 9, 10 y 11 de diciembre consiliarios sacerdotes, laicos/as y religiosos/as que acompañamos la JOC (Juventud Obrera Cristiana) nos encontrábamos para celebrar nuestro encuentro anual de formación. En él abordamos “La misión apostólica de despertar y acompañar la fe en los jóvenes”. En la reflexión nos ayudó Bernard Robert, Consiliario Nacional de la JOC de Francia.
Constatamos, una vez más, cómo en Europa, las iglesias se vacían de cristianos. Los jóvenes ya no van a ellas o lo hacen con menos frecuencia y en menor número. Los millares de jóvenes reunidos en las JMJ sólo representan una ínfima parte de los jóvenes del planeta y, de entre ellos, sólo el 7 u 8 por ciento provienen de clase trabajadora, de las clases populares.


Los jóvenes, cada vez en mayor número, “no practican religión”. Sin embargo, esta realidad no indica que los jóvenes tengan hoy menos sed de espiritualidad. Son muchos los que se hacen la pregunta por el sentido de la vida, muchos los que se movilizan por grandes causas de solidaridad, por vivir y construir un presente y un futuro feliz, por un trabajo que les haga felices…etc.
¿Por qué las Iglesias de Europa están de capa caída?, nos preguntamos. En un mundo que se mueve, quien se queda quieto es adelantado, superado. En una sociedad en cambio, la Iglesia manifiesta síntomas de parálisis debido a su rigidez e inmovilismo. Hoy, repetirse, que no es lo mismo que hacer memoria, es morir.
¿Cómo despertar y acompañar la fe en los jóvenes de esta generación? Como acompañantes adultos hemos sido llamados y enviados para permitir que los jóvenes despierten a la conciencia de que su vida está llena de Dios, que Dios está interesado en toda su vida. La tradición evangelizadora de la JOC nos recuerda, de nuevo, esta certeza: hemos de escuchar la vida de cada joven, tomar en serio toda su vida, con sus alegrías y sus problemas. Sabemos que hace falta tiempo y paciencia. Hemos de caminar junto a ellos aunque tengamos la impresión, muchas veces, de perder el tiempo, pues no entran en nuestros esquemas mentales de adultos y en nuestros marcos institucionales.
En una cultura nueva y en medio de unos jóvenes tan diferentes hemos de atrevernos a reinventar (recrear) la JOC y la Iglesia: haciendo del trabajo educativo y evangelizador una empresa creativa y no algo ya construido y fijado de antemano; ayudando a que los jóvenes se atrevan a decir su palabra en la sociedad y en la Iglesia; no teniendo miedo a romper círculos y fronteras ideológicas, políticas y eclesiales. Dios no nos pide que seamos numerosos sino que seamos signo. El tiempo de las adhesiones colectivas ha terminado.
A esta misión hemos sido llamados curas y diáconos, laicos y laicas, religiosos y religiosas, para ser complementarios unos con otros y para dar testimonio, juntos, del amor de Dios. Así mismo, hemos de atrevernos a despertar en otros adultos la vocación por acompañar a jóvenes. Acompañar a un joven o a un grupo de jóvenes es, ante todo, un camino espiritual.
Consiliarios y Acompañantes de la JOC

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